En un punto estratégico donde confluyen el casco histórico de la ciudad y Puerto Madero, Consultatio presentó Huergo 475, un proyecto residencial de 38 pisos que se suma al frente costero de Buenos Aires con una arquitectura pensada para fomentar la vida comunitaria en altura.
Con una inversión total de 90 millones de dólares —que incluye la compra del terreno y la construcción del edificio—, el emprendimiento logró un exitoso desempeño comercial, con 500 unidades vendidas y un precio que hoy promedia los 5.000 USD por metro cuadrado.

Diseñado por el estudio Adamo–Faiden y construido por Criba, el edificio introduce un nuevo modo de habitar la verticalidad: más de 1.500 m² de espacios comunes distribuidos en distintos niveles —biblioteca, coworking, wellness, gimnasio, piscina y parrillas en el rooftop— permiten que todos los residentes accedan a vistas panorámicas y experiencias compartidas, independientemente del piso donde vivan. Esta configuración refuerza el concepto de “democratizar la altura”, uno de los ejes del proyecto.

“Huergo 475 sintetiza nuestra visión de ciudad: invertir con responsabilidad, apostar por la calidad arquitectónica y crear edificios que generen valor colectivo. Nos enorgullece que el proyecto haya tenido una respuesta tan contundente y que su propuesta de comunidad se haya convertido en un nuevo estándar para el Bajo porteño”, afirma Eduardo F. Costantini, presidente de Consultatio.
La propuesta se completa con una plaza pública de 2.800 m², que remata el corredor de parques del Bajo y articula el paisaje entre la ciudad consolidada y la Reserva Ecológica. La envolvente de hormigón grecado y su tonalidad mineral verdosa aportan identidad y continuidad con el entorno natural, mientras que los balcones perimetrales aseguran luz, aire y visuales abiertas en todas las orientaciones.
Arte en altura
Huergo 475 incorpora un programa de arte contemporáneo integrado por siete obras creadas específicamente para cada ambiente. Estas piezas transforman los espacios comunes del edificio y amplían la experiencia cotidiana de sus residentes. Para este proyecto se convocó a artistas argentinos de diversas generaciones: Carolina Antich, Valentín De Marco, Alfredo Dufour, Irina Kirchuk, Lucrecia Lionti, Nicolás Martella y Augusto Zanella.
A partir de distintas poéticas y materiales, los artistas desarrollaron obras en formatos que incluyen esculturas, instalaciones lumínicas, textiles y murales. Las piezas se emplazaron tanto en áreas de circulación pública —como la plaza— como en espacios privados del edificio, entre ellos el lobby, el gimnasio, el cowork y la terraza, transformando la experiencia estética de quienes habitan y visitan Huergo 475.“Buscamos que el arte no sea sólo parte del interiorismo, sino una forma de habitar. Cada obra fue creada para un espacio y con un uso específico, integrándose de manera orgánica a la vida diaria del edificio”, señala Eduardo Costantini.






