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Real estate en el mundo

Generacion “alquiler” Un contundente articulo de The New York Times destaca la dificultad de los británicos para comprar su primera casa. En España los jóvenes se “indignan” ante la caída de un modelo que convirtió en quimera el sueño del techo propio. En Argentina convertirse en dueño es una aspiración resignada ya por jóvenes de clase media. La casa propia: un problema a nivel mundial.

Real estate en el mundo
¿Es la economía? ¿Son el crecimiento y las migraciones demográficas? ¿Surge a partir de nuevos imaginarios y estándares sociales y culturales? A cada una de estas preguntas podría responderse en forma afirmativa endilgándole la responsabilidad de la cada vez más compleja accesibilidad a la vivienda propia, cuyos efectos no sólo se manifiestan en Argentina sino que se transformó en una realidad que se propaga de forma virulenta a nivel mundial, afectando a muchas sociedades, paises y modelos que hasta hace muy poco eran tomados como ejemplo de admirable y vertiginosa inclusión masiva de propietarios de casas.

“Para un gran número de adultos jóvenes de Gran Bretaña, tener una casa se ha convertido en algo cada vez más difícil de lograr, considerado una meta distante alcanzable sólo más tarde en la vida, si es que se alcanza….” Así comienza el artículo “Los britanicos ya no alcanzan la casa propia” que The New York Times publicó recientemente. Pero, resulta evidente que esta realidad reducida en el título a los británicos es cada vez más común a ciudadanos de todo el mundo y no sólo a los residentes de ese reino.

La creciente concentración urbana, un uso racional de la energia, un escenario social y cultural más hedonista y la asignación política de los recursos siempre escasos son tal vez el combo sintético como para que esta nueva realidad de menos propietarios y más inquilinos se propague sistemáticamente a las grandes ciudades del globo.

Vale aclarar que ser propietario de una vivienda no garantiza calidad de vida para la persona o el grupo familiar que la habita, la cual se puede obtener o incluso mejorar temporalmente accediendo a una vivienda mediante el alquiler de la misma. Pero, lo verdaderamente importante estriba en los desequilibrios económicos y el riesgo social que implica para la comunidad en el futuro la dificultad de compra la vivienda propia para una porción cada vez más crecientes de individuos.

“Algunos economistas temen que, con más gente obligada a esperar para comprar una casa, la brecha de riqueza del país pueda ampliarse, poniendo en peligro las perspectivas de retiro para un grupo cada vez más numeroso de adultos jóvenes a los que llaman “La generación de alquiler” advertía en tal sentido en la nota el periódico neoyorquino.

En España el 65 % de quienes tienen entre 25 y 29 años de edad viven aún en casa de sus padres. Un estudio realizado recientemente por el diario El Mundo de Madrid indica que desde 2008 quienes tienen entre 22 y 30 años han pasado de ser el 32 % del total de la demanda a sólo el 12% en la actualidad en ese país.

Precisamente una de las demandas más potentes esgrimidas por el movimiento de los jóvenes “indignados” es contra el modelo de crecimiento económico sustentado en el combo financiero-inmobiliario al que atribuyen la responsabilidad de la dificultad actual de acceso a la vivienda y de la crisis de empleo en su país.



Indignados de Madrid, toda una generacion no se plantea comprar casa


Con razón o sin ella, según quien y como se lo mire, lo cierto es que pasados los primeros tiempos de la caída del modelo de “financiamiento infinito” que sustentó la compra de casas en países como Gran Bretaña, España, Irlanda y USA, comienza a advertirse la falta de compradores de casas como un problema con futuras consecuencias estructurales no sólo en materia económica sino también social. Mientras tanto, en nuestro país, es una realidad que supera ya más de una década de vigencia.

Una de las razones del crecimiento de la barrera para la compra de la vivienda por los asalariados medios estriba en el rol alternativo que ha asumido la tenencia de una vivienda en propiedad que excediendo su condición como bien de uso vió fortalecida su condición como bien de cambio o atesoramiento de valor de mano de inversores. En este sentido también resulta sumamente representativo lo que ilustra el siguiente párrafo del artículo del New York Times:

“…. Los precios en algunas ciudades grandes como Londres, han aumentado. La gente todavía sigue considerando una casa como una inversión más segura y mejor que un fondo de pensiones” según Andrew Hull investigador del Insitote for Public Policy Research. “Tener casa propia está muy arraigado culturalmente” dijo, y agregó: “Ser propietario demuestra que una persona llegó”.

Como se ve la dificultad creciente de acceso a la vivienda es un problema que aqueja a muchas latitudes y sociedades, con diferencias y contrastes pero también con muchas similitudes en los factores que la generan.

Hallar una verdadera fórmula para un financiamiento sustentable en el largo plazo parecería hoy por hoy la única salida.

© ReporteInmobiliario.com, 2003-2011, lunes 11 de julio de 2011

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