Pareciera que la inflación, la ausencia de créditos inmobiliarios a la talla de la clase media, las desprolijidades de la administración y la legislatura de la ciudad de Buenos Aires en materia de reglamentación urbana y los descalzados precios de los terrenos, comienzan a ponerle un techo al nivel de actividad de construcción residencial.
La leve baja producida durante los diez primeros meses del año en su conjunto, en las intenciones de llevar adelante obras, medida a través de los permisos de construcción estaría evidenciando la tendencia de autorregulación de la oferta frente a una demanda que aparece estable en cantidad, generando dudas en cuanto al grado de absorción de unidades y su velocidad de venta.
Este reacomodamiento, lejos de aparecer como desalentador debe asumirse como una muestra saludable del grado de maduración de los generadores de obras y del resguardo de los intereses de los inversionistas que los acompañan. No obstante, esta situación, sí debería ser claramente advertida por las autoridades nacionales y los gobiernos municipales, con el fin de no generar mayores desincentivos a la construcción privada residencial sin justificaciones racionales y por el contrario actuar incentivando su extensión de manera proactiva.
LAS CIFRAS EN DETALLE
© ReporteInmobiliario.com, 2003-2007, Lunes 10 de Diciembre de 2007.